HIJAS DE LA CARIDAD DE SAN VICENTE DE PAÚL

San Vicente de Paúl

DIA DE LA ENCARNACIÓN

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domingo, 25 de abril de 2010

“Si no miras el mundo con alegría, ¿qué te queda?”



Pilar Pascual Mendívil ya lo puede contar a la cara. Esta religiosa de 65 años, que vivió en Puerto Príncipe, capital de Haití, el terremoto del pasado 12 de enero, llegó el miércoles por la noche a Falces, su localidad natal. Allí la esperaba su hermana Mari Cruz, que no pudo evitar emocionarse. Era la primera vez que se abrazaban después de que, en enero, Sor Pilar tardara tres días en poder llamar por teléfono y decirle que se encontraba bien tras el seísmo. “Qué disgusto tuve cuando se pasaban las horas y no sabía nada de ella”, reconoce su hermana.

La religiosa, Hija de la Caridad, dedica su vida misionera a atender a unos 300 pacientes diarios en un dispensario médico en el barrio de María Magdalena, en la capital haitiana. Lleva 33 años allí y es la única misionera navarra en este país. Tras tres meses de intenso trabajo con las víctimas del terremoto, permanecerá en España hasta el próximo 20 de mayo. Entre sus planes para este tiempo están los de “disfrutar de la familia, acudir a alguna visita médica, y ejercicios espirituales”.





Su secreto: el “ácido viejúrico”

Sor Pilar siente desde niña una vocación irrenunciable: no puede ver a alguien a su lado pasándolo mal. “Desde chiquita me desvivía por los niños que se caían. Había quien se reía, pues yo no podía superarlo. Iba donde él y trataba de curarlo. Lo mismo con los ancianos”. Por eso se hizo monja. Y enfermera. Encontró la felicidad en su labor de misionera, de la que no se cansa. “Me levanto siempre muy alegre, con ganas de hacer muchas cosas. Pero vaya, sí, la edad se va notando. A veces, por las tardes, noto las piernas un poco cargadas”, asegura. Ya ha cumplido los 65, pero no tiene ninguna intención de “retirarse”. “No sé, yo les digo a mis hermanas allí en Haití que mi secreto es el ácido viejúrico”, ríe. Algo especial debe de ser. Todos lo “detectan”. Durante sus años de trabajo en Cité Soleil, la barriada más pobre y marginal de Puerto Príncipe, imponía respeto. “Me trataban bien. Lo pienso ahora cuando recuerdo que los únicos coches que entraban en el barrio eran los tanques blindados de la ONU, los que robaban los mafiosos y mi furgoneta. Hacía siete viajes diarios con ella, entrando y saliendo de Cité Soleil a por comida”. La suya no le parece una historia excepcional. “Hay mucha gente buena. Los voluntarios que han venido estas semanas a Haití desde todo el mundo, por ejemplo. Son un estímulo para seguir entregándote”.




Candidata al Príncipe de Viana

Con cierta sorpresa, Pilar Pascual ha sabido, a su llegada a Navarra, que su nombre ha sido presentado como uno de los candidatos a recibir el Premio Príncipe de Viana a la Solidaridad. El Ayuntamiento de Falces, su localidad, fue la entidad que avaló su candidatura. Sustituye al anterior Premio Internacional “Navarra” a la Solidaridad y, organizado en colaboración con Caja Laboral, está dotado con 40.000 euros. Sor Pilar concurre junto a otros 8 candidatos. “Eso me han dicho, que me han metido ahí”, admite. El jurado hará público su fallo el próximo miércoles, día 21. “Si me lo dieran, me alegraría, pero sobre todo sería un empujón de esperanza para los pobres. Ellos son quienes realmente necesitan de nuestra atención”. Después de la respuesta solidaria de los navarros, Pilar Pascual tiene un mensaje con el que corresponder: “Gracias por saber compartir en estos tiempos de crisis, difíciles aquí también”.

Parece irreal que esta religiosa haya visto morir a personas en sus brazos. “La felicidad da energía; es la miseria la que engendra todo”, indica Sor Pilar, que a las 24 horas de llegar, ya piensa en volver. “Hay tanta necesidad allí…” - Sor Pilar, de 65 años, estará en España hasta el 20 de mayo, cuando volverá a Puerto Príncipe - Atiende un dispensario médico de la Congregación de las Hijas de la Caridad por el que pasan unos 300 pacientes al día
Tiene la piel curtida por el sol. “Es que ahora atendemos en tiendas de campaña, la gente no quiere entrar en edificios y, allí en la calle, te pega de lleno”. La mirada, enturbiada por las vivencias. “Hemos visto cosas tremendas. La primera noche atendimos enfermos sin parar. Sin parar. Una vez vi a una de las hermanas cosiendo a un niño. Ella se caía de sueño. Le dije que lo dejara. Estaba muerto… Estaba cosiendo a un niño muerto…”.



Tiene también tiempo para todos los que ahora en su pueblo, donde ha venido a descansar un mes, la reclaman. “Tengo la casa llena de visitas. Entre los que se pasan y los que llaman por teléfono”, interviene Mari Cruz, la hermana de esta religiosa. Y, por supuesto, una gran sonrisa. “Es que si no miras el mundo con alegría, ¿qué te queda?”, dice ella, la protagonista, encogiéndose de hombros.

Pilar Pascual Mendívil (Falces, 30 de septiembre de 1944), Sor Pilar, como la llaman en Haití desde los “chiquillos” hasta los “bandidos”, descansa en su pueblo desde el pasado martes por la noche. Su congregación, la de las Hijas de la Caridad, le ha recomendado que pase algo de tiempo en casa para que descanse y desconecte. Hace tres meses, sobrevivía milagrosamente al terremoto que asoló Haití. El seísmo, de 7,1 grados Ritcher, dejó cifras oficiales de 214.000 muertos.

Todo el mundo le estará preguntando por su experiencia del terremoto…

Y sólo duró quince minutos. Fueron eternos, eso sí. Porque la tierra tembló con un vigor impresionante. Se estremeció todo y se mezcló todo. Eran las cinco menos cuarto de la mañana. En diez minutos, nos dio tiempo a temer por nosotras, en lo que podría haber pasado si el depósito de agua que cayó hacia un lado, cae hacia el otro y nos aplasta.


Yo le di gracias al Salvador (patrón de Falces) y poco más. A las cinco en punto de la mañana nos llegaba el primer enfermo al dispensario…

Fueron para ustedes jornadas de intenso trabajo, de atención a los heridos, de restablecer el orden… Tardó tres días en llamar a casa, a España, para decir que estaba usted bien.

Disculpadme, perdí la noción del tiempo. Yo no sé cómo el Señor nos dio fuerzas pero estuvimos 3 días y 3 noches sin dormir, trabajando, atendiendo víctimas. Se nos murieron siete personas en las manos… Fue una tragedia increíble.




Navarra sintió “tocada” su fibra solidaria con ese desastre y, en plena crisis económica, las cifras de donativos superaron el millón de euros. ¿Lo han notado ustedes allí?

Sí, aunque ahora al llegar aquí me ha sorprendido la reacción que se generó en la gente. No me imaginaba que hubiera habido tanta preocupación… Pero quiero decir una cosa, para la reconstrucción no sólo ha sido clave la ayuda humanitaria. Ha sido muy importante, puede que más, el apoyo moral que nos han enviado todos ustedes.

¿Les ha servido el dinero para la reconstrucción de su centro médico?

Bueno, directamente nos han llegado algunos miles de euros, pero el resto está todavía en el banco. Todavía no ha pasado demasiado tiempo como para intentar reconstruir las infraestructuras: la gente tiene miedo, no acude a los edificios. Nosotras atendemos a nuestros enfermos en tiendas de campaña, en la calle. Los colegios, que han vuelto a impartir clase, también lo hacen al aire libre…. El dinero que nos ha llegado lo hemos invertido en la prioridad ahora: alimentos.

¿Los haitianos pasan hambre?

Sí. Hay escasez de comida. Estamos acostumbrados a comer tres veces al día, ¿no? Pues allí hay mucha gente que se pasa dos días sin probar bocado. Nosotras, en el dispensario, damos una bolsita de comida a todas las personas que pasan visita médica. Contiene arroz, alubias, macarrones, latas de carne… Repartimos unas 300 diarias. También damos alimento a quien nos lo pide. ¿Cómo no vamos a compadecer a una madre que viene desesperada, con sus hijos llorando porque no tienen qué llevarse a la boca? Eso es Haití. Como yo les digo, a vivir del hoy.

¿Hay ricos en Haití?

Sí, aunque la inmensa mayoría son pobres. Pero de una pobreza que más que pobreza es miseria. Los ricos, existen, y son riquísmos. Viven, como decimos allí, en el monte, como si no tocaran el mismo suelo. Aunque ahora, esto del terremoto les ha igualado a todos. Todos han sufrido en la desgracia… Les ha igualado

Usted trabajó durante años en Cité Soleil, una de las barriadas más conflictivas de Puerto Príncipe. ¿No se cansa de luchar contra la desesperación?

No es cuestión de cansancio. Es de hacer lo que hay que hacer. Te sale espontáneo. Además, a nosotras nos tratan muy bien. Nos respetan. ¿Cómo nos vamos a ir si nos dicen que somos su esperanza? En el barrio de Cité Soleil, los bandidos, como yo digo, nos advertían, para que no nos pasara nada: “Hermanas, entren en casa. Va a empezar el tiroteo”.


domingo, 18 de abril de 2010

Sanz asiste a la celebración del centenario de la residencia de Falces


El Presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz Sesma, ha presidido los actos de conmemoración del centenario de la residencia de ancianos San Francisco Javier de Falces, construida en 1910 en cumplimiento del testamento de Fausta Elorz y Olía, vecina de Madrid que pasaba largas temporadas en la localidad.





Durante el acto conmemorativo se ha descubierto una placa alusiva al centenario, ante la presencia también del alcalde de Falces, José Carlos García García, del presidente de la Fundación Doña Fausta Elorz, José Javier Ausejo, Eduardo Elorz Sánchez-Marco (familiar) y el vicario general de la Diócesis, Juan Antonio Aznárez Cobo, entre otros. A las 11 horas, el jardín del centro ha acogido una misa.

La residencia pertenece a la Fundación Doña Fausta Elorz. Dispone de 30 habitaciones, sencillas y dobles, ocupadas por 44 residentes, entre válidos y asistidos. Cuenta además con una capilla, dos salas de estar, enfermería, tanatorio y sala de fisioterapia, entre otras. Cinco hermanas de la Caridad prestan su servicio junto con 15 trabajadoras de la localidad.


Fausta Elorz y Olías, natural y vecina de Madrid, residía largas temporadas en Falces por sus entronques familiares. Hija única y soltera, dictó en su testamento la institución de alguna obra benéfica y de caridad o fundación. Los tres albaceas crearon una fundación benéfica, sin ánimo de lucro, para construir un asilo para ancianas en Madrid (está situado en el Barrio de Salamanca) y otro, más modesto, para ambos sexos en Falces, “siendo en todo caso indispensable para el ingreso en dichos asilos acreditar en debida forma ser pobre de solemnidad”. El primero tuvo un coste de 1,07 millones de pesetas y el de Falces, de 72.000 pesetas. Además, para el sostenimiento, se asignaron 2 millones al de Madrid y 350.000 al de Falces.

La Residencia San Francisco Javier de Falces inició su actividad, como asilo, el 16 de agosto de 1910, día en el que ingresaron 17 ancianos. Para su cuidado y atención, entraron cuatro hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Ante la pérdida de valor de los recursos asignados para su sostenimiento y por las penurias propias de la época, el asilo pudo continuar su actividad gracias al sostenimiento de los vecinos y a la gestión de las hermanas. Debido a la situación de deterioro y a las necesidades de ampliación y acondicionamiento, el Gobierno de Navarra otorgó fondos en las décadas de 1980 y 1990. En estos cien años, han sido 64 las hermanas que han cuidado a los residentes


Donaciones a Pilar Pascual para Haití


El Ayuntamiento de Falces y la junta Bardenas Reales le entregaron cheques de 9.000 y 15.000 euros

falces. El acto oficial del centenario de la residencia San Francisco Javier de Falces tuvo un final con sabor solidario. El presidente de la Junta de Bardenas Reales, José Antonio Gayarre, y el alcalde de Falces, José Carlos García, hicieron entrega de sendos cheques de 15.000 y 9.000 euros a Sor Pilar Pascual, misionera falcesina en Haití. La hija de la caridad de San Vicente de Paúl recibió emocionada esta colaboración económica y acercó a los vecinos el dolor del pueblo haitiano. "Es un deber agradecer todas estas muestras de solidaridad y podéis estar seguros de que todas estas donaciones llegarán directamente a los que más las necesitan, incluso intentaremos multiplicarlas. Gracias por el apoyo moral y la generosidad de todos los navarros", manifestó la misionera.

Pilar Pascual Mendívil estará un mes en Falces junto con su familia, tras vivir en primera línea el desastre del terremoto de Haití, país en el que reside desde hace treinta años. "Sin yo saberlo, todo el pueblo estaba preocupado por mí esos días. El 20 de mayo volveré a retomar mi trabajo allí", apuntó.


domingo, 11 de abril de 2010

sábado, 10 de abril de 2010

EL TRABAJO DE LAS HH.CC EN HAITI

Cité Soleil es como la barriada de la película 'Ciudad de Dios' de Fernando Meirelles, la trepidante cinta que muestra la miseria y la delincuencia de una de las favelas de Río de Janeiro. Allá donde la vida no vale ni un real y la venganza a tiros es moneda de cambio.




Tres mil de los cerca de 320.000 habitantes de la barriada murieron en el seísmo y unos 15.000 resultaron heridos. La ayuda humanitaria, sin embargo, tardó casi dos semanas en llegar. Fue un despliegue casi de zona de guerra. Helicópteros estadounidenses sobrevolando las chabolas, soldados apostados en los tejados y en los vehículos militares. Y todo, para repartir sacos de arroz.

Tras el terremoto, cerca de 4.000 presos que vieron como los muros de la cárcel se venían abajo y lograron huir volvieron en su mayoría a Cité Soleil, uno de las barrios más pobres del mundo, donde el crimen organizado y el tráfico de drogas funciona por bandas criminales, responsables de que cada día se atiendan allí hasta tres heridos de bala.

Las únicas trabajadoras sociales que durante los últimos treinta años han vivido allí, han curado las heridas de los hijos de los pobres y delincuentes, les han dado comida y educación, han sido las Hijas de la Caridad, entre ellas una española, Sor Pilar.

Madrid Rumbo al Sur entrega material de ayuda a Sor Pilar. | J.L. Cuesta
Respeto reverencial

El respeto que les profesan los vecinos de los chamizos de aquel lugar infesto de basura es reverencial. "Nos avisaban cuando iba a ver problemas; nos decían: Hermanas, métanse en casa que vamos a empezar a disparar", recuerda Sor Pilar, que muchas veces ha acudido a trabajar en la legación que las hermanas tienen allí además de en Silve La Plane. Dice la hermana que incluso alguna vez han parado tiroteos para dejarlas pasar y que las propias bandas vigilaban que nadie se atreviera a desvalijar los pocos medicamentos que almacenaban en el dispensario. Su grado de ascendencia era tal que hasta se permitía darles consejos. "Recuerdo que un día le dije a uno de ellos '¿Pero cuándo 'váis a dejar de dar tiros por ahí?'; él me respondió 'Es que no tenemos nada que comer'".

Por muy míseros que sea su concepto de lo que vale la vida, los delincuentes de Cité Soleil parecen los primeros en darse cuenta de lo que hacen estas hermanas, así como muchos misioneros y voluntarios repartidos por todo el país, muchos de los cuales dan todo a cambio de nada y están orgullosos de su trabajo. Años después, no dudarían en coger el mismo camino. "Llevo ya aquí 27 años; cuando vuelvo a Pamplona mi familia me dice que me quede, que ya hecho mucho aquí; yo siempre les respondo lo mismo; aquí tenéis toda la ayuda que queráis, no os falta de nada; allí no tienen ni para comer", asevera Sor Pilar en un relato que te congela la sangre. "Y merece mucho la pena", remacha.



Años de trabajo

Tres de los miembros del grupo se quedan ahora allí para instalar otra tienda militar de campaña en Los Cayos, a seis horas en coche de Leogane. Y otros muchos cooperantes españoles permanecerán allí durante meses, como Bomberos Unidos Sin Fronteras, que da asistencia médica y potabiliza agua en varios puntos del país. A muchos se les ha quedado y se les quedará grabado a sangre y fuego los ojos de la miseria, como a Anika Coll, de los Bomberos de la Comunidad de Madrid, que cuando volvió a Madrid pidió a MRS que ayudara al padre de un niño pequeño al que consiguieron salvar de entre los escombros y que perdió a otro de sus hijos.

Quedan años de trabajo en Haití, que vuelve a partir de cero como en 1808, cuando se declaró la primera república independiente negra del mundo. El gobierno corrupto es el mayor obstáculo que tienen los cerca de nueve millones de personas uno de ellos sin hogar tras el seísmo- que viven en el país. La ayuda económica que está llegando al pueblo haitiano es mayúscula, pero deberá ser auditada por la Comunidad Internacional, que tampoco debe excederse en su paternalismo.

"Nosotros somos lo que tenemos que levantar esto", me decía orgulloso hace varios días un abogado de Puerto Príncipe. Pues eso. Enseñarles a pescar y no darles un pez como muchas veces se ha hecho hasta ahora en esta isla africana pérdida en el Cáribe donde sólo existe una verdad absoluta: la fe.

3ª CELEBRACIÓN 350 ANIVERSARIO



Aquí les pongo la 3ª y última Celebración del 350 Aniversario de nuestros fundadores y el enlace a la presentación.



PRESENTACIÓN

FAMILIA VICENCIANA ABRIL 29010

Santos,Beatos,Venerables y Siervos de Dios de la Familia Vicenciana


En los cuatro siglos de historia del carisma vicenciano han sido muchos los creyentes que, movidos por el espíritu de servicio a los pobres, han seguido a Jesucristo en los pasos de Vicente de Paúl. Multitud de Misioneros, Hijas de la Caridad y Seglares vivieron con humildad y sencillez su seguimiento a Jesucristo desde este carisma evangelizador, y su santidad sólo Dios la conoce. Pero también la Iglesia ha reconocido (mediante un proceso de canonización) las virtudes de algunos de ellos, que son faros que iluminan nuestra Familia Vicenciana y que, en muchos casos, desafortunadamente son muy poco conocidos por nosotros mismos. Sirva este pequeño artículo para dar una introducción al retrato de éstos nuestros hermanos, que vivieron con apasionada radicalidad su entrega a Dios desde el carisma vicenciano.


Los Santos de la Familia Vicenciana
San Vicente de Paúl (1580-1660).
Santa Luisa de Marillac (1591-1660).
San Francisco Régis Clet (1748-1820).
Santa Juana Antida Thouret (1765-1826).
Santa Isabel Ana Bayley Seton (1774-1821).
San Justino de Jacobis (1800-1860).
San Juan Gabriel Perboyre (1802-1840).
Santa Catalina Labouré (1806-1876).
Santa Agustina Pietrantoni (1864-1894).
San Ricardo Pampuri (1897-1930).
Santa Giana Beretta Molla (1922-1962).

Los Beatos de la Familia Vicenciana
Beato Juan Carlos Caron (1730-1794).
Beato Nicolás Collin (1730-1794).
Beatas María Ana Vaillot (1734-1794) y Odilia Baumgarten (1750-1794).
Beato Juan Enrique Gruyer (1734-1792).
Beato Luis José François (1751-1792).
Beato Pedro Renato Rogue (1758-1796).
Beata Sor Rosalía Rendu (1786-1856).
Beato Ghebra Miguel (1788-1855).
Beatas María Magdalena Fontaine y Compañeras (Mártires De Arras) (+ 1794).
Beato Marco Antonio Durando (1801-1880).
Beato Federico Ozanam (1813-1853).
Beata Julia Nemesia Valle (1847-1916)
Beato Contardo Ferrini (1859-1902)
Beata Josefina Nicóli (1863-1924).
Beata Marta María Wiecka (1874-1904).
Beata Lindalva Justo De Oliveira (1953-1993).
Beato Pier Giorgio Frassati (1901-1925).

Los Siervos de Dios y Venerables de la Familia Vicenciana
Sor Margarita Rutan (1736-1794).
Mons. Buenaventura Codina (1785-1857).
P. Juan León Le Prevost (1803-1874). (Venerable)
Don Santiago Masarnau Fernández (1805-1882).
P. Pasquale-Raffaelle D’addosio (1835-1900).
P. Jules Garrigues (1840-1900).
Mons. Antonio Ferreira Viçoso (1844-1875).
P. Juan Bautista Manzella (1855-1937).
P. Salvador Micalizzi (1856-1937). (Venerable)
P. Giuseppe Alloatti (1857-1933)
P. Maurice-Charles-Pascal Doré (1862-1900).
P. Antonio Claudio Chavanne (1862-1900).
Mons. Juan Francisco Gnidovec (1863-1939).
Sor Bárbara Stanislao Samuloswka (1865-1950).
PP. Claudio Chevrier y Vincentius Ou (+1870).
Sor María Teresa Marquet y 9 Compañeras Mártires (+1870).
Mons. Emilio Francisco Trinidad Lisson Chaves (1872-1961).
Sor Justa Domínguez De Vidaurreta (1875-1958).
Sor Gabriela Borgarino (1880-1949).
Sor Ana Cantalupo (1888-1983).
Sor Cecilia Charrin (1890-1973).
Sor Clemência Oliveira (1896-1966).
P. Fortunato Velasco Tobar y 14 Compañeros Mártires (1936-1939).
Sor Josefa Martínez Pérez y 12 Compañeras Mártires (1936-1939).
Sor Melchora Adoración Cortés Bueno y 14 Comp. Mártires (1936-1939).
P. Vicente Queralt Lloret y 20 Compañeros Mártires (1936-1939).
P. José María Fernández Sánchez y 38 Compañeros Mártires (1936-1939).
P. José Florko y Diez Compañeros Mártires (1939-1945).

Causas en preparación
P. Félix De Andreis (1778-1820).
D. Quinzio Sie`(1780-1857).
Mons. José Rosati (1789-1843).
P. Juan Bautista Tornatore (1820-1895).
Mons. Peter Schumacher (1839-1902).
P. Antonio Canduglia (1861-1907).
P. Czeslaw Lewandowski (1864-1934).
P. Nie` Pietro (+ 1870).
P. Jean-Marie Lacruche (1871-1906).
Mons. Francois Xavier Schraven (1873-1937) y 6 Compañeros C.M. Mártires.
P. André Tsu (1876-1903).
P. Giacomo Anselmo (1883-1934).
P. Umberto Verdini (1884-1942).
P. Pani Tchang (1886-1954).
P. Joseph K’ung (1891-1947).
Mons. Joseph Chow Tsi-Che (1891-1972).
Srta. Josefa Parra Flores (1892-1917).
P. Joseph Lan (1894- ?).
Sor Florina Barbara Bönighova (1894-1960).
P. William M. Slattery (1895-1982).
Srta. Coleta Menendez De La Torre (1896-1917).
Sor Maria Rodrigues De Alburquerque (1901-1991).
P. Joseph Pierre Kwei (1902-1952).
Sor Valerija Bojc (1904-1951).
P. Pierre Souen (1905-1951).
Sor Maria Wisniewska (1905-1943).
P. Jacques Tchao (1909-1950).
P. Jan Hutyra (1912-1978).
P. Sylvestre Su (1912-1941).
Jan Havlik (1928- ?) (Seminarista).
P. Nicolás Van Kleef (Nico) (1937-1989).

FUENTE:www.vicencianos.org

sábado, 3 de abril de 2010

FELICITACION PASCUAL



Felicitación pascual 2010


“De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: ‘Alegraos’. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: ‘No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán” (Mateo 28,9-10).





Venció el Amor, ¡aleluya!
Venció la Vida, ¡aleluya!
Venció Cristo, ¡aleluya!
Venció la Alegría, ¡aleluya!

Unidos todos a la Iglesia,
que se alegra alborozada en este día,
cantamos un himno a Cristo, levantado.
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Ya podemos volver a Galilea,
y anunciar en todos los cruces de caminos,
la buena nueva de las bienaventuranzas.
Con el Resucitado en medio, ¡todo vuelve a ser posible!



Servir a los pobres y pequeños,
hacer algo sólido entre todos,
será la mejor melodía al Cristo de la vida,
la mejor señal de que ha resucitado. Los pobres y todos los pequeños.

Con María, de fiesta en el domingo,
con toda la Iglesia engalanada en este día,
alabamos sin cesar al que ha triunfado:

Gloria al Padre,
Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu Santo.
Amén. Aleluya.

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